martes, 20 de septiembre de 2016

Pancrudo

Marcha el Sol a su diaria cita ineludible con el lado oculto del globo terrestre.

Un cernícalo nos desea buenos sueños; se sostiene gracias a sus inquietas alas de mil y un ires y venires locos en el acogedor viento que nos mece con dulzura. Frente a su estarse ingrávido, los restos descompuestos de una imponente paridera reclaman su lugar en el mundo.

Las palabras de mi abuelo Mariano retumban en los agrestes entresijos de mi memoria. El camino a Caminreal que él anduvo en tantas ocasiones para tomar su tren, lo deshago a lomos de mi inseparable compañera que acusa los años y los kilómetros y se queja en forma de chirridos inequívocos poco preocupantes.

Fernando pedalea detrás de mí. Más que una bicicleta lleva un carro de combate, una mole metálica que lastra su cuerpo pero que jamás ha podido con su indómito corazón. Quizá piensen ambos en los míticos puertos pirenaicos que se han desayunado bravísimos uno en compañía de la otra. Con todo, buen ritmo gastan; esta noche dormiremos los cuatro en Pancrudo.

En Pancrudo, y pasaremos en nuestro devenir por Cosa y por la ermita de la Virgen de la Langosta, donde se detuvo la plaga, puede que milagrosamente. Dejaremos atrás Alpeñés y sus calles asilenciadas en que las farolas alumbrarán nuestro ciclar entusiasta sin pena ni gloria. Cuando el Sol desaparezca tras ese horizonte encendido que grita su majestuosidad inapelable a las seis direcciones y el lugar de Bañón sea sólo un recuerdo en la fatiga que acumulen los intrépidos músculos que nos viajan.

Mi abuelo Mariano trabajó en Cosa, cuando los tractores no eran que una promesa de una vida mejor. Cuando todavía los mulos hacían el pan de su sudor y su esfuerzo y los zafranes se recogían en los octubres de infarto, se esbrinaban, tostaban y guardaban en los cajones hasta que los precios al alza recomendaban su venta. Cuando había gente en los pueblos y a mi padre-niño lo saludaban efusivas las vecinas de mañana. Luego ese capital de ocasión trajo consigo los tractores y los desagradecidos se llevaron el zafrán e, implacables, a mis abuelos lejos de estos secanos que recorro a lomos de una bicicleta guerrera, durante este anochecer sin pausa. 

Cosió collerones y albardas en Cosa y en el Villarejo de los Olmos. Y casó en Bañón. Y fue nacido de Rubielos de la Cérida, cuyos suelos enrojecen la retina, arden el nervio óptico y compiten con el hermoso aroma a brasas que esta enfebrecida puesta de Sol anda esparciendo por asfaltos, capitanas en flor y rastrojos pacientes.

En deuda con él, y con mi abuela (que fue guerrera irredenta hasta que su mente se extravió, sin solución, en un océano de recuerdos y dolores inconexos), enhebro kilómetro tras kilómetro de esta maldita carretera de juguete. Dentro de la fértil nocturnidad de sueños clandestinos en la que me ha depositado un crepúsculo inigualable, vocifero una súplica sin límites por una estrella inmarcesible que me redima. Y mi corazón palpita de emoción por el intenso estremecimiento que me invade de sentirme en casa sin ser de casa.

De madrugada lloraré estas tierras. De madrugada, ellas me llorarán en un pálpito indescriptible y yo amaré a los condenados que se niegan a sucumbir a su condena, a la paridera valiente que exige su lugar en el mundo sitiada por su ruina y a este Teruel recóndito-sin miedo que no va a permitir que lo subyugue su sentencia.  A este Teruel inconforme que grita en el Gaire a las seis direcciones del Universo su valía inmensurable.

Y estaré cerca de mis abuelos y no los echaré tanto a faltar. Ni a ellos, ni a los zafranes, collerones y albardas que les dieron alimento antes de los tractores y de estas malditas carreteras de juguete que les sirvieron para marchar pero no para quedarse.

Marcha el Sol a su cita ineludible y queda la noche para los sueños justos y las tristezas buenas. 

La noche.



16 comentarios:

  1. Emocionante, Diego. El Gaire es la fiesta de los "resistentes".

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  2. Muy bonito Diego, cualquier día cojo la bici con vosotros para intentar sentir más de cerca lo que aquí tan profundamente transmites.

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  3. Me dejas impresionada. ¡Cómo me gustan tus escritos!

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  4. Respuestas
    1. Muchas gracias Mari, vuestros comentarios también me dejan a mí sin palabras.

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  5. Teruel es para resistentes, tambien a veces uno cree que de resistidos ...el hecho es que bien necesitados de los primeros estamos!

    Gracias por transmitir tan bien un paisaje, el nuestro, y por hacernos sentir que cada día es único. ..y nos espera con nuevas sorpresas, emociones y recuerdos... más intensos si cabe si son a lomos de una bicicleta...y de noche!!

    Felicidades Diego, una vez más

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    1. Gracias Pilar. Tengo magníficos maestros y maestras en el Jiloca. Uno jamás pedalea solo y mucho menos de noche.

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