lunes, 9 de junio de 2014

Una visita inesperada

El verano se ha presentado sin avisar. En esta ciudad de locos, hace tan sólo unas horas andábamos por las calles refugiados en nuestras ropas de abrigo y preguntándonos dónde se encontraba esa meteorología propia y lógica de los primeros días del mes de junio, ahora rogamos por un respiro, por que un sol inclemente se lo tome con más calma, exigir que alguien lo apague nos parece, del todo, y aun con todo, excesivo. Imagino que ésta será la razón de que un escarabajo más propio de las noches próximas al solsticio de verano (quedan casi dos semanas), que de los primeros días de junio, se haya presentado esta mañana en mi despacho sin avisar, puede que tras golpearse con la contraventana a medio abrir. Algo que, de haber sucedido de esta manera, me cuesta entender alejado como estoy de lo que se entiende por ser un maniático de la limpieza. Puedo asegurar sin temor a equivocarme que los cristales de mi domicilio que, a duras penas, me permiten ver el exterior son fácilmente identificables.

Amphimallon solstitialis 
El caso es que el individuo que ha tenido a bien acercarse a darme los buenos días, un simpático Amphimallon solstitialis (escarabajo solsticial para los amigos), no es el primero que veo por estos lares y en estas fechas. Sin ir más lejos, en el portal de casa me encontré, el sábado por la mañana, otro digno representante de esta especie de coleóptero fitófago (esto es, escarabajo que se alimenta de vegetales) que a mi me recuerda a los escarabajos peloteros, pero como si estuviera a medio hacer debido a sus tonalidades pardas y a sus élitros –las alas anteriores- considerablemente menos coriáceos. Esto me preocupa, pues los desastrosos de nosotros golpeamos primero y preguntamos desp... ¡cierto! ¡no preguntamos! solemos tener la mano demasiado larga y el compañero, aunque sea inofensivo y se alimente de fruta, néctar o partes de las flores, la verdad es que recuerda a un abejorro y puede tener siempre los segundos contados a manos de cualquier pagano en esto de la bichología. Lo que es una pena, por no escribir un drama, pues si la evolución lo puso ahí sería por algo, quizá porque sus larvas consumen madera podrida contribuyendo a los ciclos que hacen renovarse a las masas forestales.

Amphimallon solstitialis 

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